En abril de 1996, Rebeca, mi primera yegua, vio la luz. En octubre del mismo año, nuestros destinos se entrelazaron. Desde entonces, la idea de crear un centro hípico rondaba en mi mente, con el propósito de brindar la oportunidad a cualquier persona de disfrutar de este apasionante deporte.
En 2008, al quedarme sin empleo, este proyecto empezó a tomar forma. Fue en 2018 cuando finalmente reuní todos los recursos necesarios para dar inicio a esta aventura. A lo largo de ese tiempo, me formé y especialicé en equitación, así como en terapias ecuestres destinadas a personas con discapacidades físicas o psíquicas, enfermedades musculares, entre otras.
A pesar de los desafíos presentados por la crisis del COVID, la apertura se retrasó, pero nunca perdí la ilusión. Este centro ecuestre ha sido mi sueño de toda la vida y, finalmente, en julio de 2021, lo vi hecho realidad.
El Centro Ecuestre La Estribera comenzó a operar y, un año después, se complementó con la incorporación de la Granja Escuela.
Hoy, me siento agradecido, ilusionado, realizado, satisfecho y, sobre todo, feliz, porque gracias a mi sueño, tengo la oportunidad de hacer felices a muchas personas.
Diego Romero Serrano